La parte utópica representa el sueño de la empatía y de la sociedad humanista, la gente es cercana, dispuesta a hablar y siempre van en círculos sociales entendibles unos de otros; no hay miedo ni aversión pues, a las diferencias, excentricidades y contrariedades del prójimo. La humildad está en pro del avance y va a la contrariedad narcisista de las teorías psicoanalíticas de Heinz Kohut. El espacio que se nos presenta es un plano infinito, un mundo en el que solo se avistan a las personas, un lugar transparente sin complejidad a mostrarse cómo se es.
El
lado distópico es un mundo donde todos son iguales al más extremo sentido de la
palabra, llevando consigo, claro está, sus irremediables problemas. La igualdad
se ha alcanzado suprimiendo los valores emocionales y algunos tradicionales, la
sociedad que se muestra es la misma que enseña Aldous Huxley en “Un mundo
feliz”, donde todo el mundo vive “bien” a costa de haberse convertido
técnicamente cada habitante en una máquina (autómata, fría, apática y dura) al
servicio de la sociedad.
Éstas ilustraciones en sí son solo, por así decirlo, los bocetos previos a la realización del definitivo pues las medidas de éstas dos ilustraciones son de una tamaño de folio y no como el de los anteriores. Como he dicho en las anteriores, cualquiera puede acabar reinterpretando las ilustraciones y a decir verdad es lo suyo, pues es bastante subjetivo todo éste tema.
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